Conseguir una primera oportunidad laboral es el principal reto al que se enfrentan los jóvenes una vez finalizados sus estudios. En ocasiones, los centros en los que han cursado sus estudios poseen convenios con empresas o con la Administración Pública para poder realizar prácticas y que les sirven de toma de contacto con el mundo laboral, al tiempo que ponen en práctica lo aprendido. Esta oportunidad se convierte en ocasiones en la llave para conseguir el primer empleo, puesto que muchos de ellos terminan formando parte de la empresa en la que han realizado las prácticas como trabajadores.

No obstante, no siempre se cumple esta regla ni todos los jóvenes tienen la oportunidad de realizar prácticas de empresa. La crisis económica es uno de los factores que ha influido en el descenso de contrataciones de estos jóvenes al finalizar su periodo de prácticas, puesto que la empresa no puede asumir una ampliación de la plantilla.

En este sentido, sería interesante encontrar ayudas, ya sean económicas, formativas o con incentivos, que beneficie a ambas partes. Y es que las empresas encuentran en estos jóvenes, profesionales recién titulados con conocimientos actualizados que pueden aportarles nuevas visiones. Por su parte, los jóvenes adquieren experiencia profesional para afianzarse en la empresa en cuestión o para incluir en sus currículums. Un beneficio mutuo que necesita ser explotado. Por ello, empresas y Administraciones Públicas deberían seguir manteniendo esos convenios e incluso ampliarlos incluyendo cursos de formación en sus instalaciones.

Y es que, más allá de cuestiones salariales, que también influyen, contribuir a esta oportunidad laboral para los jóvenes, tiene mucho más que ver en muchos casos con su realización personal y profesional y con desarrollar su actividad en aquello para lo que se han formado, demostrando que pueden y saben hacerlo.
 
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