Desde el pasado 2015, diversos colectivos defensores de la Memoria Histórica han estado advirtiendo al Ayuntamiento de Utrera de la existencia de una fosa común de represaliados republicanos en la única zona libre que queda en el Cementerio Municipal.

Con el fin de esclarecer la veracidad de dichas manifestaciones y de localizar los restos y estudiarlos para poder identificarlos como pertenecientes a víctimas de la

Guerra Civil, en el caso de que así fuese, una empresa especializada en geología ha realizado prospecciones con georradar. Cabe decir que dichas manifestaciones se sustentan en testimonios, sin prueba documental que acredite afirmativamente la existencia de dicha fosa común en esa zona del camposanto.

Según el portavoz del Gobierno Municipal Paco Campanario «había que esclarecer si había allí o no había restos de personas represaliadas durante la Guerra Civil en el año 1936 y hacerlo de forma fehaciente». «Teníamos que hacerlo porque estamos comprometidos con la Memoria Histórica, a día de hoy todavía hay personas en Utrera que no tienen enterrados a sus familiares. Y también lo hemos hecho por la necesidad que tenemos de seguir construyendo edificaciones de nichos».

Campanario, ha puesto en valor que este equipo de gobierno haya decidido hacer este estudio ya que «no queríamos hipotecar una posible exhumación de los represaliados por la Guerra Civil». «Ningún testimonio aseguraba la posibilidad de una fosa común en la zona que los georradares indican que puede estar. De esta forma, al igual que se ha hecho en anteriores

La zona rodeada en color marrón es donde indica el estudio la posible existencia de una fosa común.

ocasiones, podríamos haber construido nichos encima de esa zona con lo que hubiéramos impedido rescatar los cuerpos allí enterrados», ha destacado Campanario.

Es por eso que el Ayuntamiento de Utrera a través de la Delegación de Cementerio decidió contar con los servicios de una empresa especializada, «porque es lo que había que hacer» según Campanario. Dicho informe, indica textualmente que «no se aprecian patrones en los radargramas que pudieran llevar a pensar en la existencia de una excavación que se relacionara con una fosa común en la mayoría de la parcela de esta zona«. No obstante, aclara el estudio que «en la zona próxima a la nueva estructura de nichos sí se distingue la acumulación de posibles restos humanos muy juntos entre sí«. Dicha zona no corresponde con la que los colectivos relacionados con la protección de la Memoria Histórica de nuestra localidad, así como diversos trabajos históricos, aseguraban que se encontraban.

Por su parte, el delegado municipal de Cementerio Vicente Llorca ha ordenado seguir las investigaciones en la zona donde el estudio ha indicado la posible existencia de una fosa común. «No descartamos la realización de una cata arqueológica en los próximos meses con el fin de determinar a ciencia cierta la existencia o no de una fosa común», ha declarado Llorca.

La principal zona estudiada se trata de una parcela de 1.200 metros cuadrados. Dicha zona está en un 99% ocupada por osarios cuyo periodo de concesión ha caducado. La mayoría de las familias han autorizado a retirar la lápida que los cubre, quedando los restos en el subsuelo, con la condición de que la construcción que se haga será con una cimentación en superficie sin que afecte a los finados. Dicho procedimiento comenzó en 1995, en previsión de que fuera necesaria la disposición de ese terreno en un futuro