La obesidad infantil ha pasado a ser uno de los principales problemas de nuestro siglo. El alto volumen de niños con sobrepeso, un total de 42 millones en todo el mundo, según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), ha hecho lanzar la alarma para que reaccionemos y tomemos medidas. Y es que arrastrar obesidad desde la infancia, puede desencadenar en una adultez cargada de enfermedades cardíacas o diabetes para estos niños.

Como indicábamos, es un problema mundial, por lo que para lograr erradicarlo y tomar conciencia ante él, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó en 2010 una serie de recomendaciones sobre la promoción de alimentos y bebidas no alcohólicas para niños, alejando aquellos ricos en grasas, azúcares o sal, sobre los que la publicidad suele tener más incidencia, aquí podéis acceder a dichas recomendaciones. Éstas están especialmente destinadas a las familias, centros educativos, Sanidad y a las políticas nacionales en la materia, es decir, a aquellos que intervienen directamente en la alimentación infantil. Todos ellos deben abogar por una alimentación sana y equilibrada, ofrecerla y dar ejemplo con su consumo.

Junto a una alimentación saludable, también se debe fomentar la práctica deportiva para combatir el alto índice de obesidad infantil. Y es que ese aumento del sobrepeso infantil ha venido de la mano de un mayor sedentarismo entre los jóvenes, favoreciendo ese aumento de peso. Por todo ello, al igual que la OMS, una de las acciones que se pueden llevar a cabo es la promoción a nivel local de una alimentación adecuada entre los niños. Ya sea a través de campañas de comunicación o sanitarias, entre otras, y contando con el compromiso de los implicados en la materia, desde la Administración Pública a los centros sanitarios y escolares, pasando indudablemente por las familias.
 
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