La situación actual de inestabilidad laboral y bajos salarios que hemos señalado en ciertas ocasiones, lleva en algunos casos a que el núcleo familiar al completo se lance a la búsqueda de empleo con el objetivo de poder contribuir a la economía familiar. De este modo, se considera que posiblemente haya más oportunidades y, por tanto, más aportaciones. No obstante, esta situación puede llegar a mermar la tan ansiada conciliación de la vida familiar y profesional.

Y es que las jornadas laborales se alargan en muchos casos hasta altas horas de la tarde o comienzan demasiado temprano en la mañana, dejando poco margen para estar con los hijos, situación que se agrava cuando ambos progenitores tienen jornadas laborales de este tipo. En estos casos, como se viene observando en los últimos años, los abuelos han jugado un papel fundamental. Si se hallan jubilados, generalmente son los que ponen su tiempo a disposición de sus hijos para cuidar de sus nietos. En su defecto, los padres buscan otras fórmulas, tales como guarderías con horarios extraordinarios, cuidadores o uno de los progenitores decide reducir su jornada laboral, si tiene esa posibilidad, o incluso abandonar por un tiempo su trabajo para criar a sus hijos, puesto que en muchos casos esta es la mejor opción, sobre todo por calidad de vida.

Por ello, ya sea por contribuir a la economía familiar o por realización personal, a la que se aspira en el ámbito profesional tras años de formación y experiencia laboral, es necesario fomentar políticas que aboguen por una conciliación de la vida familiar y profesional más eficiente, que nos permita continuar con nuestros empleos sin que estas situaciones que hemos descrito se conviertan en una amenaza. Hay propuestas como la que hemos oído en los últimos días, que propone no alargar la jornada de trabajo más allá de las 6 de la tarde.
 
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