Tan solo un día después de contar la Policía Local de Utrera con lectores de chips y lazos para inmovilizar a canes en actitud peligrosa se hizo uso de dichos elementos. Concretamente, en la madrugada del pasado 11 de agosto cuando se recibe una llamada del CECOP informando de que hay un vecino de la localidad que no puede entrar en su vivienda porque en el rellano de las zonas comunes del bloque donde vive, se encontraba un perro bastante agresivo que le había intentado morder.

María José Ruiz, delegada municipal de Bienestar Social, ha informado que “desde el pasado mes de enero estamos trabajando de forma coordinada con la Policía Local y con la Delegación de Seguridad Ciudadana”. Así, a principios del presente año se inició una campaña municipal que tiene como finalidad la protección y el bienestar animal desde diversos ámbitos, así como garantizar la convivencia ciudadana. Desde entonces se han llevado a cabo diferentes acciones, de concienciación e inspecciones. A partir del curso que viene se impartirán  actividades en centros educativos de Primaria.

Efectivamente, cuando los agentes de la Policía Local utrerana se personan en el lugar, el perro se encontraba con actitud desconfiada, gruñendo a los actuantes y en posición de atacarlos. Así, con el lazo inmovilizador se consigue atrapar al perro. Una vez inmovilizado y estando ya en un estado más tranquilo se le pasa el lector de chip, comprobando los agentes que carecía del mismo. Tras entrevistarse los agentes con los vecinos y vecinas del bloque, se hace varias llamadas al propietario del perro que se encontraba de vacaciones, no pudiendo contactar con el mismo.

Posteriormente, el perro es trasladado a las dependencias policiales y se avisa a la empresa concesionaria del servicio de recogida para que se haga cargo del mismo.
El propietario del perro ha sido sancionado por el punto 3.4 del artículo 37 de la Ordenanza Municipal de Protección Animal que dice textualmente “mantener a lo animales en lugares donde ocasiones molestias evidentes a los vecinos”. Este comportamiento se considera como una infracción leve y el dueño deberá hacer frente a una sanción de entre 75 y 500 euros.